El sentirse parte de una comunidad es esencial para los jugadores de un club. Además del amor por el futbol, la sensación de pertenecer a un grupo va más allá y se convierte en una parte fundamental de la identidad de cada uno de nosotros. 

   El balón y nuestro escudo son elementos que nos unen y nos identifican. Es como llevar una segunda piel, una que nos hace sentir parte de esta familia. Cuando nos ponemos esa camiseta, mostramos lo que amamos y en qué creemos. Es símbolo de pasión y lealtad.

  Pero ser parte de este Frente Kempista no se queda únicamente en la campo. También implica compartir, compartir emociones, sentimientos y motivaciones con otros jugadores. Es encontrar personas que persiguen los mismos intereses y objetivos que nosotros. 

   Javier Ortiz Bravo, para nosotros Kempes nos ha enseñado los valores del deporte, como el compañerismo, el esfuerzo y la superación personal. Además, nos ha dado esa chispa de motivación para seguir adelante, incluso cuando las cosas se ponían difíciles. Sin duda, es una figura importante en nuestra vida, siendo muchas veces un padre para nosotros.

  Y por supuesto, no podemos olvidar que el sentimiento de ser Kempista:  significa llevar en el corazón nuestro escudo y estar dispuestos a apoyarlo en cada partido, en cada victoria y también en cada derrota. 

Ser Kempista deja una huella imborrable.